LA CRISIS TERMINA CUANDO CONSEGUIMOS LIBERARNOS DE NUESTRAS CARGAS O CONSEGUIMOS MINIMIZAR LOS EFECTOS Y ADAPTARNOS LO MEJOR POSIBLE, Y EN LA MEDIDA DE NUESTRAS CAPACIDADES, AL NUEVO ESCENARIO SURGIDO.
Desgraciadamente son muchos los empresarios que visitan nuestro despacho con la misma afirmación: Mi empresa se va a la ruina; seguida de la misma pregunta: ¿qué puedo hacer?
En la mayoría de los casos, son situaciones que vienen provocadas por la morosidad que soporta la empresa, por la pérdida de volumen de negocio consecuencia de la crisis económica, y además, en ambos casos, por un problema añadido: La dificultad de acceso a las fuentes tradicionales de financiación.
Cuando me hacen esta pregunta, lo primero que me preocupa es conocer en qué momento nos encontramos. ¿En qué fase? Esto es muy importante. No es lo mismo si nos encontramos en una fase inicial, donde se están mostrando los primeros síntomas de las dificultades que se avecinan, que cuando ya estamos ante una situación donde tenemos reclamaciones e impagos con los acreedores, demandas y ejecuciones con bancos, nóminas atrasadas, embargos, deudas con la administración, etc. donde, evidentemente, el margen para la negociación es más reducido y más complejo.
Además de la anticipación indicada anteriormente, también es importante analizar y valorar los riesgos a que está expuesta la empresa y sus responsables, gerentes, administradores y consejeros, a fin de poder diseñar un plan a su medida que marque las líneas a seguir para reflotar y garantizar la viabilidad futura de la empresa y, a su vez, libere a los administradores y gerentes de las responsabilidades civiles, e incluso penales, a que pudieren dar lugar sus actuaciones.
Las actuaciones en estos casos, deben ir encaminadas a:
• Trazar una Planificación y estrategia, en todos los ámbitos, económico financieros, jurídico, laboral y fiscal
• Plantear, en caso necesario, el Concurso de acreedores.
• Presentar y negociar los ERES, los conflictos y convenios colectivos con los sindicatos, que ajuste la dimensión y costes de la plantilla.
• Diseñar y ejecutar la estrategia que salvaguarde los intereses de los administradores y gerentes, así como la Protección de sus patrimonios personales.
• Plantear la Defensa ante los acreedores.
• Y, finalmente, Negociar todos los aspectos contemplados en el plan, con bancos, acreedores, proveedores, personal, sindicatos, administraciones, etc.
Afortunadamente, no todas las experiencias terminan mal, sino que por el contrario, podemos afirmar que muchas situaciones que se afrontan a tiempo tienen una solución, y se convierten en el punto de partida de un proyecto renovado y con una base más sólida; un proyecto adaptado ya a los nuevos tiempos y mercados y a las capacidades reales de la empresa.